La formación liderada por Santiago Abascal ha sufrido un contundente revés en las elecciones. Con casi la mitad de sus escaños perdidos en comparación con los comicios de 2019 (33 frente a 52), Vox ha experimentado una fuga masiva de votos. Aunque se mantiene como tercera fuerza política, su decepcionante resultado complica aún más la formación de un Gobierno de derecha.

A pesar de las expectativas, la estrategia de apelar al electorado de la extrema derecha por parte del candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, parece haber tenido un impacto significativo. La fragmentación del voto entre ambas formaciones ha dificultado alcanzar una mayoría absoluta. Vox ha obtenido poco más del 10% del voto total y ha perdido cerca de 700.000 votos en comparación con hace cuatro años.

La posibilidad de entrar en el Gobierno nacional y obtener la vicepresidencia ahora queda en el aire. Con el perfil radical del partido verde, la búsqueda de terceros socios se vuelve complicada. Vox ha culpado al PP de la «desmovilización» de parte del electorado y se ha declarado preparado para hacer oposición o enfrentar una repetición electoral.

Ante este panorama, Vox amenaza con derogar reformas realizadas por el actual Gobierno de coalición, como la reforma laboral y la ley de vivienda, para implementar políticas de tolerancia cero con la ocupación y reducción de impuestos a las empresas. La incertidumbre se cierne sobre el futuro político del país.