En los últimos meses, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha tomado un giro sorprendente con el protagonismo del grupo paramilitar conocido como Wagner. Este grupo, que ha estado respaldando a Rusia en la guerra y ha tomado posiciones estratégicas, ha manifestado recientemente su desacuerdo con la dirigencia de las fuerzas armadas rusas.
En un giro inesperado, tras tomar las instalaciones del ejército ruso en Rostov, se dirige hacia Moscú con intenciones desconocidas.
Wagner, conformado principalmente por mercenarios y expresidiarios, es liderado por Yezgueni Prigozhin, un empresario judío que previamente cumplió una condena de diez años de prisión. Prigozhin se encontró con Putin cuando era propietario de varios restaurantes de lujo en San Petersburgo.
El líder de Wagner ha declarado que el ejército ruso ha atacado a algunos de sus integrantes, aunque estas afirmaciones han sido desmentidas por Putin.
El avance de Wagner hacia Moscú plantea serias preocupaciones, considerando que Rostov se encuentra a una distancia considerable de la capital rusa. Aunque resulta difícil evaluar el nivel de apoyo de la población, existen versiones que sugieren la posibilidad de un golpe de estado contra Vladimir Putin.
Si bien la disputa pública entre Prigozhin y los funcionarios del Kremlin parece estar alcanzando un punto crítico, y su retórica se dirige hacia un desafío a sectores más amplios del establecimiento ruso, las encuestas muestran que los rusos confían en Putin y se sienten orgullosos de su liderazgo.
Además, los rusos parecen mostrar un mayor interés por el líder de Wagner que por el líder de su propio país.
Independientemente de la profunda aversión que occidente siente hacia Vladimir Putin, un eventual golpe de estado liderado por Prigozhin representaría un peligro extremo para el futuro global.