El fútbol femenino ha experimentado un crecimiento impresionante en los últimos años, con un aumento significativo en su visibilidad y reconocimiento en todo el mundo. Con el próximo inicio de la Copa Mundial de la FIFA en Australia y Nueva Zelanda, se espera que se marque un hito histórico en esta categoría. 

Sin embargo, a medida que el deporte gana exposición, también salen a la luz denuncias sobre prácticas abusivas que ocurrieron en el pasado. Es esencial conocer estas historias para garantizar que no se repitan en el futuro. 

Este es el caso de dos jugadoras que han revelado al mundo que se les obligó a mostrar sus partes íntimas para poder participar en un Mundial. 

La exjugadora internacional sueca, Nilla Fischer, expuso esta impactante revelación en un libro recientemente publicado. Fischer confesó que ella y varias compañeras del equipo nacional fueron forzadas a mostrar sus genitales para poder jugar en la Copa del Mundo de 2011.

«Nos dijeron que no deberíamos afeitarnos ‘ahí abajo’ en los próximos días y que mostráramos nuestros genitales al médico. Nadie entendía por qué se nos pedía afeitarnos, pero hicimos lo que nos dijeron. Nos preguntamos: ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Por qué nos vemos obligadas a hacer esto ahora?», afirmó Fischer. Y agregó: «Me bajé los pantalones de entrenamiento y la ropa interior al mismo tiempo. El fisioterapeuta asintió y dijo ‘sí’, luego miró al médico, quien estaba de espaldas a mí. Tomó nota y se dirigió a la puerta contigua».

Según relata Fischer en su libro, el propósito de esta indignante práctica era verificar el género de las jugadoras, una acción reprensible que nunca debió haber ocurrido ni debe repetirse en el fútbol femenino.

Estas denuncias resaltan la importancia de abordar y erradicar cualquier forma de abuso o discriminación en el deporte. La comunidad futbolística y las instituciones deportivas deben tomar medidas enérgicas para garantizar la igualdad y el respeto en todos los niveles, así como promover un entorno seguro y digno para todas las jugadoras. Solo de esta manera podremos construir un futuro en el que el fútbol femenino prospere sin estar empañado por prácticas deplorables como las mencionadas.