Nacida en los Países Bajos en 1876, Margaretha Geertruida Zelle era una joven ambiciosa que soñaba con escapar de la pobreza y la opresión de su familia. A los 18 años, se casó con un oficial del ejército holandés y se mudó a las Indias Orientales. Allí, descubrió su pasión por la danza y adoptó el nombre artístico de Mata Hari, que significa «ojo del día» en malayo. Pronto se convirtió en una famosa bailarina exótica que cautivaba a hombres y mujeres por igual con sus movimientos sensuales y exóticos.
Pero su carrera como bailarina no fue suficiente para satisfacer su ambición.
En 1905, regresó a Europa y comenzó una nueva vida como cortesana de lujo. Se hizo famosa por sus aventuras amorosas con hombres ricos y poderosos de la alta sociedad, incluyendo a varios miembros de la realeza europea.
Sin embargo, su vida dio un giro drástico durante la Primera Guerra Mundial. En 1915, fue contratada por el servicio secreto alemán para espiar a favor de Alemania. Mata Hari viajó por toda Europa, reuniéndose con agentes alemanes y transmitiendo información codificada. Pero su carrera como espía fue de corta duración.
En 1917, fue arrestada por las autoridades francesas y acusada de espionaje y traición.
A pesar de que Mata Hari siempre negó las acusaciones en su contra, fue condenada a muerte por un tribunal militar francés. El 15 de octubre de 1917, fue fusilada en el Fuerte de Vincennes, cerca de París. Desde entonces, su nombre ha sido sinónimo de espionaje, seducción y misterio.