Ser feminista es reconocer las brechas de género (Económicas, políticas y sociales), las barreras para lograr la igualdad y trabajar para superarlas.”

Lina A
  

Definirse feminista en un país como Colombia es un acto de valentía. Asumirlo implica recibir comentarios despectivos hasta de los seres más cercanos. Los colectivos feministas activistas y académicas más radicales no ayudan mucho. Sus formas y sesgos políticos afectan el avance hacia un enfoque más empático, diverso, incluyente, colaborativo entre géneros y de respeto ideológico. De hecho me atrevería a decir que es precisamente su incoherencia (sesgada en el caso de Risaralda por la contratación en la gobernación o alcaldía de Pereira, padrinazgos políticos o fanatismo de izquierda) en la defensa de los temas, que el avance es tan lento.  

Hablar de misoginia, machismo y equidad de género es tan retador como frustrante. Tan sólo mencionarlos genera resistencia en el interlocutor quien niega sus micro machismos pero los replica en su actuar cotidiano y en lo chistes por whatsapp mientras se burla de las mujeres por su aspecto físico y descalifica los argumentos de las mujeres acudiendo al período menstrual, inestabilidad emocioal y apasionamiento. ¿Incurres en alguno?  

Ser feminista por el contrario es identificar diariamente como a través de las actitudes cotidianas, hombres y mujeres se encargan de mantener la cultura machista, que al final se refleja en los indicadores de violencia intrafamiliar, acoso sexual, inequidad salarial, trata de personas y poca representatividad política. En el mes que conmemora el día de la mujer, las oficinas de recursos humanos, jefes, directores y líderes de equipos de empresas y oficinas, muchos de ellos críticos del feminismo lo “celebran”. Desde desayunos, cenas, fiestas, y serenatas hasta la entrega de obsequios cliché como rosas, espejitos y detalles femeninos son populares en este mes. Poemas y palabras de apoyo a la mujer son los discursos improvisados de cientos de jefes, políticos, esposos y compañeros que en su cotidianidad maltratan y minimizan a las mujeres y que de manera descarada halagan en este mes.  En realidad, los discursos de amor por las mujeres, que muchos políticos entonan en este mes, contrastan con la falta de apoyo a los proyectos de ley o políticas que promuevan el empoderamiento político, económico y social de las mujeres. 

Regalos e invitaciones, muy tradicionales en éstas fechas, poco representan la consciencia del significado de éste mes. Marzo reivindica la lucha por la igualdad y escoger éste mes no fue al azar. Se trata de una fecha emblemática en la lucha por los derechos. Fecha que se conmemora y no se celebra porque durante las protestas de marzo de 1911 en New York, mientras miles de personas exigían mejoras salariales, derecho al voto y mejores condiciones laborales, se dio el trágico incendio de la fábrica Triangle Shirtwais de Nueva York, en el que murieron 146 trabajadores, la mayoría mujeres. Hoy 112 años después, la movilización por sus causas, tristemente continúa vigente.  

PD/ Columna escrita en el 2016 vigente en la actualidad.