Inestabilidad política e institucional extienden la ingobernabilidad en América Latina.
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La inestabilidad política y la adversa coyuntura económica -agravada por las consecuencias de la pandemia, la inflación y los efectos de la guerra en Ucrania- están extendiendo los espacios de ingobernabilidad en algunos países de la región, con especial incidencia en Brasil, Perú, Bolivia y Centroamérica, donde la crisis migratoria se recrudece día a día.
En El Salvador, el presidente Nayib Bukele lleva diez meses prorrogando el estado de excepción decretado para combatir a las pandillas. La medida, adoptada tras una jornada en la que murieron 62 personas, restringe el ejercicio de libertades fundamentales y ha sido criticada por organizaciones defensoras de los derechos humanos.
El pasado 8 de enero en Brasilia una enfurecida masa de seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro asaltó las sedes de los tres poderes del Estado. Fue el atentado contra la democracia más grave desde el fin de la dictadura, en 1985.
En Perú, Dina Boluarte lleva un mes y medio como presidenta en una situación tan inestable que pocos observadores creen que pueda aguantar hasta que se celebren elecciones generales anticipadas.
Boluarte accedió al poder el 7 de diciembre, después de que el entonces presidente Pedro Castillo intentará disolver el Parlamento.
Pese a que según analistas América Latina siempre ha reflejado una gran inestabilidad política e institucional, en los últimos tiempos estos factores se han intensificado en países como Perú, Bolivia, Argentina, Brasil, Colombia, Venezuela y América Central, donde la adversa coyuntura económica y sus consecuencias sobre la población son a juicio de los analistas la principal causa de agitación ´política y social. Fuente consultada: EFE