El pasado 27 de mayo, el frente Carlos Patiño de las disidencias de las Farc realizó una gran fiesta en el corregimiento de Playa Rica, en el municipio del Tambo, Cauca, para conmemorar sus 59 años de fundación. En el evento, que se llevó a cabo en el polideportivo de la zona, se vio a los integrantes del grupo armado bebiendo aguardiente y bailando al son de artistas invitados.
La celebración causó indignación entre algunos sectores políticos, que cuestionaron el acuerdo de paz firmado en 2016 entre el gobierno y las Farc, y la suspensión parcial del cese al fuego bilateral con las disidencias anunciada recientemente por el presidente Gustavo Petro. La senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal calificó a los disidentes como “terroristas” y “mafiosos” que se sienten dueños del país gracias al “gobierno progresista”. La también senadora del mismo partido Paloma Valencia se preguntó qué fue lo que se pactó en La Habana.
El comisionado de Paz, Danilo Rueda, informó que se establecerán mesas de diálogo con las dos facciones disidentes de las Farc, el Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia, así como con otros grupos armados que operan en diferentes regiones del país.
Rueda aseguró que en las conversaciones se priorizarán los derechos de las víctimas y las transformaciones territoriales, y que no habrá impunidad para los responsables de crímenes.
El frente Carlos Patiño es uno de los más activos y violentos de las disidencias de las Farc. Según la Fundación Ideas para la Paz, este grupo tiene presencia en los departamentos de Cauca, Valle del Cauca, Nariño y Putumayo, y se dedica al narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión. Además, ha protagonizado enfrentamientos con la fuerza pública y otros grupos armados por el control territorial.