Lo primero es asumir que todo esto NO sucedió de un día para otro. Ni siquiera de un año al otro. La crisis de seguridad en las ciudades lleva décadas. A duras penas habíamos salido del coletazo de las bombas del narcotráfico, cuando se cometió el grave error de destinar la policía a misiones de contra-guerrilla. Así, durante este siglo, al priorizarse el conflicto armado, si bien se logró recuperar parte de la seguridad rural, la inseguridad urbana subió. La guerra en los campos, como sucede desde los 40 y 50, avivó las tensiones socio económicas en las ciudades.
Luego vino otra capa de presiones: la diáspora venezolana, es decir, muchas personas vulnerables de ese país que fueron cooptados por delincuencia local, pero además delincuencia venezolana en sí…o personas que ya venían en procesos de descomposición de sus normas de comportamiento social allá, que aquí se acentuaron. Empero -así queramos decir “son ellos NO nosotros”– son minoría. Hemos fallado, no sólo el estado sino nuestra sociedad, en su atención, baste mirar las formas feudales casi esclavistas como trabajan en muchas partes.
Hay viejas alertas nunca atendidas: los desmanes del día de los niños, tribus urbanas ligadas a culturas violentas, barras bravas, piques, en fin, hay más ejemplos con mucha adrenalina. Allí ya se veían, generalmente a jóvenes – que hace años se sabe, ni estudian, ni trabajan- quienes, amparados en el anonimato de las multitudes, de los tumultos, se vandalizaban: nada tienen que perder …salvo su vida.
A la situación socio económica de millones, se suma la rabia por el descaro de dirigentes. Millones lo expresamos de diversas formas, casi nunca atendidas, por ejemplo, ¡¿creen que hemos olvidado la consulta anticorrupción del 2018?! ¿La protesta más masiva y pacífica de los últimos años? ¿Once (11) millones? ¡estamos “mamados”!¡no sólo los jóvenes!. Son muchos los manifestantes, pocos los que se quedan después de las concentraciones, y una minoría de esa minoría, los vándalos.
Dada la ausencia de acciones sociales permanentes nacionales, departamentales y locales, de atención de estos fenómenos, apenas estábamos comenzando a entender que era urgente –entonces- una reingeniería a fondo de la policía, cuando se vino el gran paro del 2019, previo a la pandemia. En él se notaron ya sus debilidades que la conducen a excesos: no es al revés, una policía fuerte, casi nunca se excede, menos si los programas sociales que la rodean funcionan. La pandemia aceleró todos los problemas, reflejados en lo político, en la polis, en el manejo de las ciudades. Nuestra policía apenas ha comenzado un tenue reenfoque, por ejemplo, de recuperar la policía comunitaria. Desde hace algunas semanas vienen con ese propósito, en pilotajes, como en El Jardín: pero si las tensiones sociales continúan ¡no habrá ni policía, ni ejército que alcance! Ahh, y nunca jamás “privatizar la seguridad”: ya sabemos qué pasó con las CONVIVIR ¡ojo!.
En resumen estamos en: 1. Acumulación de tensiones (dinamita), 2. Disparada por la pandemia (mecha), 3. 2,8 millones de pobres más: miles en cada ciudad (el fósforo), 4. Impulsa la tensión delincuencial (chispa), 5. Desgaste presidencial y de “los políticos”: creciente quiebra de imaginarios de autoridad, 6. Las manadas colectivas activan instintos violentos, 7. Bancos odiados, Peajes odiados: Se lo han ganado, 8. Posiblemente haya trasfondos de estructuras delincuenciales organizadas, 9. Ciertos medios de comunicación, sumados a la viralidad de las nuevas redes sociales y de la comunicación en directo, concentrados en resaltar (¿exaltar consciente o inconscientemente?) el vandalismo, 10. No estábamos ni estamos preparados, ni como sociedad civil, ni como estado, 11. Sólo cabe apoyar a las autoridades para que actúen con mucha prudencia y para que realicen todo un esfuerzo en pro de recuperar su credibilidad perdida en estos años. OJO, “LO IMPORTANTE SIEMPRE DEBE SER EL RESPETO POR LA VIDA”, 12. El orden coyuntural se recuperará, pero las causas estructurales del desorden continuarán»
El paro nacional, la estructura que lo origina, sigue ahí… Y será PEOR
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