El conocido «muro de la vergüenza» que se erigió en Lima hace décadas, tiene sus días contados.
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El Tribunal Constitucional de Perú ordenó derribar, en un lapso de 180 días, la pared que separa a los vecinos del privilegiado distrito de La Molina de quienes habitan las humildes casas ubicadas en el distrito de Villa María del Triunfo.
Gustavo Gutiérrez, magistrado del Tribunal Constitucional, afirmó en entrevista a un medio local que se trató de una decisión contra una acción discriminatoria.
«Es una violación a la libertad de tránsito. Un muro discriminatorio, porque divide a dos clases sociales y eso es inadmisible en una democracia contemporánea».
Sin embargo, aclaró que esta medida no significa que van a dejar margen para las invasiones. «Exhortamos a que se dicten leyes represivas al tráfico de terrenos y que en esos espacios públicos haya parques y espacios de recreación».
Un asunto de clases sociales
El muro, de unos 10 kilómetros de largo, tiene a un lado la exclusiva urbanización Las Casuarinas, con casas valoradas en US$ 5 millones, y del otro las construcciones precarias de los habitantes de Pamplona Alto, entre otros asentamientos.
Su construcción se inició en los años 80 por decisión de los vecinos de La Molina para proteger su propiedad privada, durante la época del terrorismo y el avance de las invasiones del Perú.
Hace siete años, se culminó el último tramo del muro ante el surgimiento de una nueva invasión, que luego se convirtió en el pueblo joven Vista Hermosa.
Aun cuando el argumento del muro está relacionado con la inseguridad, los vecinos que están del otro lado consideran que se trata de una estructura que solo busca que la clase alta no se mezcle con la baja.
Fuente: BBC News Mundo