“No podemos apretarnos el cinturón y bajarnos los pantalones al mismo tiempo… Anónimo”
Hace un año, por esta época, nos encontrábamos a 9 días, de la segunda vuelta presidencial, como siempre, en campaña la dialéctica esbozada de forma apropiada, en medio de cualquier alocución, siempre será una herramienta simple, que bien controlada hace que en el imaginario de la mente común, se construya la sólida creencia de que se puede vivir en el
país de las maravillas, viviendo sabroso, muchos creyeron en esta onomatopeya, pero ejemplos de esta forma de control masivo, existen muchos, algunos incluso con terribles consecuencias para la humanidad.
Solo que cuando se hacía referencia a la jerga del vivir sabroso, como siempre, se trataba de un grupo limitado de personas, a esos círculos íntimos y esferas personales que tanto se criticaron por parte de estos partidos emergentes, que presuntamente tienen ideologías más encaminadas en beneficio de los menos favorecidos, pero son sujetos igual de frívolos que aquellos quienes alardeaban eran sus contradictores, tanta crítica a la burocracia y al gasto público excesivo de anteriores gobiernos, pero como no soy yo, quien disfruta de esta mermelada, sus beneficios y prebendas es perverso y se requiere austeridad, misma que solo quedo en el discurso de elección, porque que importa si todos los salarios de la planta de personal que requiere el nuevo ministerio de la igualdad cuesta 3.519 millones de pesos, un presupuesto que supera al de Ciencia, Justicia y Transporte.
Qué importancia tiene que a lo largo de estos 7 meses la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, haya firmado con el Gobierno Nacional cuatro convenios por un valor $33.542.000.000 para efectuar reuniones, eventos, capacitaciones y el presunto fortalecimiento de saberes políticos, espirituales y culturales, denuncia que hace el abogado Daniel Briceño en sus redes sociales, contratos que no se sabe quién es la entidad responsable de la vigilancia, el control y el cumplimiento real y efectivo de la destinación de estos recursos públicos, pero como para estos honorables dignatarios actuales era terrible que los anteriores gobiernos compraran conciencias o como una clara muestra de agradecimiento a quienes los subieron al poder, ahora no está mal vista las retribuciones económicas; perdón corrijo, no quiero herir susceptibilidades, son inversiones socioculturales, burocráticas y políticas para estos grupos ¿verdad?, porque ahora si se cuenta con el derecho para hacerlas e implementarlas.
Es así como este grupo heterogéneo de «Carangas Resucitadas”, pertenecen a ese pequeño grupo poblacional de seres humanos, que después de un golpe de suerte o porque su vida cambia de forma radical, ahora son altamente antipáticos, mal educados y prepotentes, como dirían nuestros abuelos, los propios «levantados», que últimamente han alcanzado una prosperidad económica inusitada, haciéndolos cada vez más detestables, porque las alucinaciones constantes y el pretender contar con un hipotético aire de superioridad frente a los demás, por los pocos centavos, por los nuevos puestos adquiridos y que ahora ostentan, solo denota aún más su resentimiento social y como dice por allí, un adagio popular muy famoso, aunque la mona se vista de seda, mona se queda no importa si esta es encasillada en la derecha, izquierda o centro, la clase, la educación, el estilo, entre muchas otras conductas humanas, no se adquieren por un cargo o mejores condiciones socioeconómicas.