Los narcos colombianos y sus aliados internacionales tuvieron que buscar nuevos caminos para llevar su droga a Europa Oriental, luego de que el conflicto bélico cerrara los puertos del mar Negro que usaban como entrada. Ahora prefieren las rutas terrestres por Los Balcanes.
La invasión de Rusia a Ucrania, que comenzó el 24 de febrero de 2022, fue una escalada mayor de la guerra ruso-ucraniana que se inició en 2014. La invasión ha causado decenas de miles de muertes en ambos bandos, y ha provocado la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Antes de la invasión, Rusia concentró sus tropas alrededor de las fronteras de Ucrania, mientras negaba sus planes de atacar.
El presidente ruso Vladimir Putin anunció una «operación militar especial» para apoyar a las repúblicas separatistas de Donetsk y Luhansk, controladas por Rusia, que combatían a Ucrania en el conflicto del Donbás. Dijo que el objetivo era «desmilitarizar» y «desnazificar» Ucrania. Putin expresó ideas irredentistas, cuestionó el derecho a existir de Ucrania, y afirmó falsamente que Ucrania estaba gobernada por neonazis que perseguían a la minoría rusa.
Minutos después, se lanzaron ataques aéreos y una invasión terrestre por un frente norte desde Bielorrusia hacia Kyiv, un frente noreste hacia Kharkiv, un frente sur desde Crimea, y un frente sureste desde el Donbás. En respuesta, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy declaró la ley marcial y ordenó una movilización general.
Las tropas rusas se retiraron del frente norte en abril. En los frentes sur y sureste, Rusia capturó Kherson en marzo y luego Mariupol en mayo tras un destructivo asedio. El 18 de abril, Rusia lanzó una nueva batalla del Donbás. Las fuerzas rusas continuaron bombardeando objetivos militares y civiles lejos del frente, incluyendo la red energética de Ucrania durante el invierno.
Este escenario bélico impredecible afectó las rutas de la cocaína colombiana en Europa, pero los narcos ya se están adaptando a los cambios.
Según fuentes de la Policía Nacional, los principales grupos criminales involucrados en la exportación de cocaína hacia Europa son las dos disidencias de las Farc (Estado Mayor Central y Segunda Marquetalia), el Clan del Golfo y el ELN.
Estas organizaciones obtienen el alcaloide cultivado en Norte de Santander, Putumayo, Nariño, Cauca, Valle, Antioquia y Chocó.
Lo exportan en alianza con facciones internacionales, entre las cuales se destacan: los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (México); el Primeiro Comando da Capital (Brasil); los carteles de Los Soles y de La Guajira (Venezuela); el Clan Devesa (España); la mafia ‘Ndrangheta (Italia); y el cartel de los Balcanes, como se denomina a esa serie de organizaciones ilegales surgidas en Albania, Serbia, Rumania, Bosnia y Croacia.
Por vía marítima, la droga es enviada en contenedores con fruta y camarones, que salen desde Buenaventura (Valle), La Guajira, Barranquilla, Guayaquil (Ecuador), los puertos venezolanos sobre el Caribe y los brasileros en el océano Atlántico.
En su tránsito hacia Europa Oriental, antes de la guerra, los buques navegaban por el mar Mediterráneo y el estrecho de Bósforo hasta el mar Negro, con destino a las costas de Ucrania y Rusia .Esa misma ruta tenía paradas en puertos de España, Italia, Grecia y Turquía, para continuar el viaje por tierra hacia Los Balcanes.
En cuanto a las rutas aéreas, los aviones que salían de Latinoamérica solían hacer escala en países de África Occidental y en Estambul (Turquia), antes de aterrizar en suelo ucraniano y ruso, para descargarla en camiones.
La prolongación del conflicto alteró esa dinámica, aunque no redujo el flujo de cocaína colombiana. ¿Por qué? Los nuevos caminos
El informe de la ONU estimó que “los puertos de Ucrania han sido utilizados por grupos de crimen organizado transnacional para diversificar las rutas de tráfico, lejos de los controles de la Fuerza Pública en los puertos de Europa Occidental”.
Hasta el 2018 el promedio de incautaciones anuales en esa nación era de 50 kilos de cocaína, pero en 2019 subió a 837 kilos; en 2020 fueron 166 kg, todavía superior al promedio histórico, pero menor que el año anterior por los efectos de la cuarentena por la pandemia de la covid-19.
Estas cifras evidenciaron el aumento del narcotráfico en el mar Negro, pero ante el peligro de que los drones destruyan los barcos y avionetas, los narcos optaron por desviar la droga hacia otras rutas terrestres que atraviesan la zona de Los Balcanes.