Este ministro que, según su círculo cerrado, aspiraría a ser el reemplazo de la peor tragedia de los colombianos, la familia Petro, nos cree a todos atembaos e idiotas cuando manifiesta que lo sucedido con los policías SECUESTRADOS, agredidos y moralmente violados en el Caquetá por unos narcoterroristas Indígenas fue UN CERCO HUMANITARIO. Y que el homicidio en persona puesta en indefensión del agente de policía de nuestra policía, fue en legítima defensa de estos terroristas homicidas, ministro engañe a sus socios de la primera línea terrorista, pero a los demás nos respeta, usted es una vergüenza como abogado, como profesional del derecho, como profesor universitario por décadas en múltiples universidades en Colombia.
Usted pasó de ser un brillante abogado, aquilatado jurista, a ser uno más de la banda de la familia Petro. Usted es el ejemplo de todo vale por la plata y las ambiciones personales. Vendió sus principios y la admiración de quienes fuimos sus alumnos por un plato de lentejas, por una Toyota, una casa de campo y otras cositas que sacaste del SENA.
Qué tristeza verlo en el abismo al que se ha precipitado, no por los colombianos, sino por su maldita ambición. Qué vergüenza.