La última vez que estuve en una reunión con Carolina Giraldo (actual Representante a la Cámara de Risaralda por el Partido Verde) y su equipo, fue en abril de 2021. Como en muchas otras reuniones que ella citaba, el tema era el mismo: demostrar que sus análisis electorales predecían que era imposible lograr una curul a la Cámara si ella y Alejandro García eran candidato en la misma lista. Mi posición siempre fue radical: Alejandro tenía todo el derecho de estar en la lista y tanto él como ella podían lograr con éxito la curul, pues los dos eran excelentes candidatos. Tanto Carolina, como su equipo asumieron que yo la estaba “traicionando”. Ese fue el relato. El tiempo me dio la razón. Hoy son Representantes alternativos a la Cámara por Risaralda, logrando lo que ningún analista electoral predijo. La región ganó en liderazgo y renovación política. 

Esta fábula me recuerda lo sucedido: “Un grupo de ranas viajaba por el bosque y de repente, dos de ellas caen en un hoyo. Todas las demás ranas se reúnen alrededor del hoyo y al ver cuan profundo era, le dicen a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas. Las dos ranas no hacen caso a los comentarios de sus amigas y siguen tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles y que no tenía caso seguir luchando. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rinde. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible hasta que finalmente logró salir del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le dijeron: “Nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos”.  La rana les explicó que era sorda, y agradecía que la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo” (www.guiainfantil.com).

Dicen que las personas tercas y locas cambian el mundo. Los tercos porque perseveran a pesar de las adversidades y los locos porque se atreven a pesar de la racionalidad del experto y el tan frustrante “así son las cosas”.  Hay quienes se adaptan – diría que la mayoría- de manera “exitosa, monótona, y pesimista” a esa racionalidad. Hay quienes basan sus decisiones en datos, tendencias, planes estratégicos, costumbres politiqueras, mientras tachan de ingenuos a quienes se salen del molde. Pero siempre hay diferentes. Los que sueñan, los que a pesar de las evidencias en contra, lo intentan y lo logran … o tal vez no. 

¡Bien por Carolina y Alejandro que lo lograron! Bien por Carolina que logró superar su propia ranita pesimista.